EL INTRUSO

Este es mi relato para el concurso "El Intruso" que hace Dulce Cautiva en EL CLUB DE LAS ESCRITORAS.

Soy seguidora de los blogs del jurado "A leer Toca", "Anna Karine" y "Pasión desvelada" ... y sigo  "La era de los Vampiros", "Villa vampiro", "El club de las Escritoras", "Amante Cautivo", "Cautivada por un vampiro" y "Dulce Cautiverio"

ROBANDO ALMAS

Este era mi primer día de trabajo, no quería hacerlo, pero no tenia mas opciones, todos decían que era muy joven y las oportunidades para mi eran muy pocas, no me casaría solo por interés, solo me quedaba un lugar, Minuit, la casa de Madam Chantal, ella me daría la oportunidad de iniciar en este nuevo mundo, no estaba lista según sus palabras, yo estaria en el bar.

Vivíamos en colorado y en el mundo solo tenia a mi fastidioso hermano, el trabaja en las minas de plata al igual que muchos habitantes, la mayor parte del tiempo lo pasaba bebiendo y peleando, no conocía otra cosa, malgastaba lo poco que mi padre dejo para nosotros y lo que ganaba trabajando, me sentía perdida. Le molestaba lo que elegí hacer con mi vida, pero eso ya no importaba. El era hombre y podia hacer lo que queria, estudiar, trabajar, tener una vida. En cambio yo no tenia oportunidad alguna, el oeste no fue hecho para las mujeres.

Minuit no seria mi casa, yo solo seria una empleada, tendría que esperar por un lugar mas adelante, ganaría lo suficiente entre mi sueldo y lo que los caballeros dejaran para mi, no era una prostituta, pero ese era el único camino para un futuro, por mas desagradable que fuera para mi.

Fui bien recibida, las chicas me advirtieron que abría algunas peleas, borrachos intentando propasarse y también de el.

El hombre que aparecía cada noche, nadie lo veía hasta que el sol se ocultaba, sentado siempre en la misma mesa al fondo del bar, alejado de todos, "solo sirve whisky para el" me ordeno Madam Chantal, "no hables con el, ni lo observes mas de lo necesario, el no quiere compañía" fueron las palabras de las demás chicas.

Al ser la nueva, mi deber era atenderlo, por una razón todas se alejaban temerosas de el, supongo que cuando llegara alguien mas cedería esa parte del trabajo, decían las malas lenguas que el era un demonio de la noche, por eso no salia durante el día, que peleaba a muerte, nadie se atrevía a comprobarlo.

No sabia cuanto tiempo había pasado, seria una noche larga, iba y venia atendiendo a los clientes, algunos me tocaban las piernas, la cintura, pero el hombre que se encargaba de cuidarnos pronto aparecía y me dejaban en paz, para tocar tenían que pagar mas que licor, esa era la ley.

De pronto las puertas se abrieron de par en par, un hombre alto, vestido de negro, en su cinturón había dos revolver, todos desviaron la mirada, alguien golpeo mi brazo, era una de las meseras, ella agacho la cabeza y yo la imite, era el, nadie causaría un efecto así. En el saloon era fácil adivinar que abría cualquier bandido, pero aquí.

Comencé a hacer mi trabajo de nuevo, tome el whisky y lo llevaría a su mesa, no lo mire, solo lo deje y me fui, durante toda la noche me sentí observada, quería ir a casa.

Escuche un ruido y una pelea se inicio a un lado de mi, uno de los clientes aprovecho el alboroto y me jalo hacia el, besaba mi cuello y su mano subía por mis piernas, estaba tan ebrio que logre golpearlo un poco y alejarme de el, me advirtieron que si algo así pasaba, debía ir tras la barra para estar segura.Pronto todo acabo.

Fui a la mesa de aquel extraño, deje otro whisky, el tomo mi muñeca y me exalte, no podía moverme, el era muy fuerte, se giro hacia mi y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al encontrarme con sus ojos, eran grises como la niebla, sonrió y me soltó, camine lo mas rápido que pude de regreso a la barra, nadie había notado el percance, todos evitaban mirar en su dirección.

El extraño se levanto de la mesa y se fue, al parecer el no pagaba por lo que consumía, "mejor tenerlo como amigo" dijo Madam Chantal, fui directo a limpiar la mesa que el ocupaba, en ella había un par de monedas y una nota "cuidado", tenia miedo, ese hombre era extraño.

Termine mi turno y me dirigí a casa, aun estaba obscuro, las calles solitarias, solo algunos de los empleado que salían de Minuit, el frió era devastador, el cansancio era demasiado, mi cuerpo estaba agotado, escuche pasos tras de mi, no era la única que vivía en esa dirección, sin embargo, tenia miedo, quise girar y ver quien era, pero, no pude. Se acercaba, sentí un golpe y caí, era el hombre del bar, el que intento aprovecharse en la pelea, sus ojos reflejaban lujuria, me sujeto de las muñecas y me arrastro a un rincón de la calle, esto no podía pasar, luche pero era inútil, el frió fue mas intenso y la niebla comenzo a decender, vi la silueta de un hombre que se acercaba, era el, el extraño del bar, el hombre del que todos hablaban sin saber quien era en realidad, lo quito de encima de mi y lo vi caer muy lejos inconsciente, el extraño fue hacia el, coloco su mano en su espalda y un destello azul salio del cuerpo inerte hacia la palma de su mano. Su voz era un susurro pero fue clara.

-No tengas miedo, tu alma es pura todavía, yo solo uso la escoria.

-Gracias - el me salvo, me sentía agradecida, no entendía que pasaba pero yo estaba a salvo.

-Es mi trabajo.

-Que pa...paso - mi cuerpo temblaba. -¿Quien eres?

-Necesito su alma para seguir, y no se trata de quien soy ya que no lo recuerdo, mas bien que soy. - dijo con una sonrisa en su rostro.

- ¿Que eres?

-Un simple espíritu en busca de almas, mi deber es eliminar las que amenazan con hacer daño a personas como tu, las que aun son puras. Creeme en este lugar todas las almas están podridas, solo esperare hasta que la tuya sea igual, en ese momento St. Elmo arderá y solo sera, un pueblo fantasma.